lunes, 16 de mayo de 2011

El limón es pa´ echarle a las heridas

Las sombras quietas en la pared lo han visto todo. Y ellas no mienten. Están ahí como si ya fueran parte de la habitación, del todo. Si nos fijamos en el sillón, si ese, rojo y viejo que esta en la esquina la sombra lo invade; luz luz luz y luego sombra, aveces rechina solo, por falta de uso. Te digo, ella se sentaba ahí. Sentada como toda una "señorita" muy formal, prendía un cigarro: -Anda, Sergio, saca el Tequila- decía, Y miraba caballito tras caballito deslizarse por su garganta sin ningún gesto de asco, de dolor, de ebriedad. No ¿quieres limón para chupar? pregunte en una ocasión, negando con la cabeza respondió: "El limón es pa´ echarle a las heridas, nada más". Victima de mujer. La "señorita" solo sonreía por mitad, ninguna sonrisa completa existía en su cara. Después se atrevía a mirarme a los ojos, ¡Por fin!, (¿Ella pensaba que su presencia me avergonzaba? )
Luego confusión: FHWGFNFTKS. Dudas más que respuestas más que la nada.
No no no no no no no señor, yo nunca la toque, y las sombras están de testigo que solo la ame en silencio, ella no estaba en plan de prometerlo todo y mis miedos se hacían cada vez más profundos.
Un día no llego, ni al siguiente, ni al siguiente. Ya no regresó. Para que preocuparse si venía o no, pss si nunca le dije la verdad. Ojalá se de cuenta, quizás. Nada más me quede con las botellas vacías y su sombra impregnada en el sillón rojo. Le doy un trago a la botella y el Tequila me cala toda la garganta, mejor dame el limón pa´ que cale menos.