martes, 26 de febrero de 2013

Período Cretácico


Encontré un velociraptor en mi closet, 

Abrí la puerta y ahí estaba, esperándome.

El teléfono suena y Virginia grita  por la bocina como si quisiera entrar en su propio fluir de consciencia.

Me limpie las manos, de hecho es muy fácil quitarse la sangre, si haces un lavado cuando esta recién fresca.

Conocí a Virginia cuando actuaba con ternura porque no querían que nadie se diera cuenta de lo débil y sola que estaba.

Lo bueno de matar a alguien en un barrio denigrante, es que nadie se da cuenta del asesino.

Mi oído está cansado, llevo una hora escuchando una historia de yonkies y viajes en el tiempo y  pasiones muertas y dinosaurios, le cuelgo el teléfono al darme cuenta de que no puedo nivelar su discurso poético.

(Suenan sirenas de ambulancias o quizá de policías) .- Yo Interno: ¿Vendrán por mi? (Se va la luz, voltea a ver a Virginia tirada boca arriba con los ojos abiertos) ¡Hay!, amor , tus ojos iluminan la habitación, porque allá afuera hay pasillos infinitos, (se inclina a ver sus ojos), desgraciadamente como lo suponía, tus ojos iluminan de lejos pero de cerca, parece como si nunca te los hubieras lavado, solo veo caries.

Mi tío era narco, no sé, murió, lo supongo. Ahora vivo en su mansión. Llegue y subí a mi  habitación a ponerme su traje, el de un moño naranja. Y abrí el closet.

Prefiero la imposibilidad del enamoramiento, prefiero negar las pasiones ajenas y vivir solo las pasiones individuales, me harte, así que fui a matar a Virginia.

Antes de Virginia, me gustaba ver películas de terror.

No estaba con sus amigos yonkies cuando llegue, solo ella en una cama de cartón, quieta. Entiendo que yo soy un loco, pero esta vez no entendí nada: Aprovéchame que encontré como solucionar nuestros problemas, viaje en el tiempo y conseguí un premio. Esa fue su demanda. A lo mejor pensaba que ocasionándome lastima iba evitar que la matará.

Encontré un velociraptor en mi closet,

No hay nada más tenebroso que encontrarse a un animal jurasico, vivo, esperándote. Cuando comenzó a devorarme y despedazarme vivo, pensé que por primera vez en vi existencia, había ganado algo, y nada más sacrifique en vano a mi reina en el tablero, en los pasillos infinitos y ella se llevo el jaque mate.


sábado, 23 de febrero de 2013

1819-1892


Los chicos perdidos me presentaron a Whitman,
el único poeta sin resentimientos, me contaron.
Desde entonces honre las pasiones,
a pesar de  la soledad que vivió,
en medio de las guerras inmutables,
él gritó: Somos seres llenos de pasión.
Ni siquiera con los milenios que han pasado,
ni siquiera con la meditación de Buda,
ni si quiera con las monstruosas cabezas gigantes,
que con el poder de la imagen, llenan de falacias,
ni si quiera, cargando versos de piedra,
se pueden, señores y señoras, eliminar las pasiones.
América sueña a Whitman,
yo sueño a Whitman: el poeta más sincero, el mejor poeta,
oh capitán, mi capitán,
los cuerpos no sirven sin pasiones, capitán,
24 mil poros que tiene el hombre y se niega amar,
sabiendo que cada átomo que tienen, lo tiene el otro.
Aunque prefiera la imposibilidad,
aunque las noches nos enreden,
aunque vengan arañas silenciosas,
aunque vivamos entre poetas muertos,
hay pasiones.
Porque yo levanté hojas de hierba y las arroje ,
justo en tiempos de otoño,
y volaron como mariposas recién nacidas.

martes, 19 de febrero de 2013

Delirium Tremens


Delirium Tremens
Día 42:  La vida es el verbo delirar, sí, delirando logras llegar a la transparencia de un rio.
    Las cobijas ya no alcanzan a taparme, ya no alcanzan las fragancias de las noches a cubrir mis  dolorosas neuronas.  Lo peor ya ha pasado. Me aseguro de creer en eso, o en ya no creer en nada. Las voces de las alcantarillas se han apaciguado, quien iba pensar que el limbo donde me encuentro es totalmente blanco y un aburrido blanco donde no me deja más que pensar, ese doloroso pensamiento que consiste en llenar blancos vacios, con pensamientos del hombre, del amor. Anoche soñé que robábamos un carro del centro y mientras recorríamos las calles como estrellas fugaces el mundo se alargaba y vivíamos y rechazábamos.  Es bueno tener esos sueños, porque son sueños nada más, porque despierto, un difícil despertar del lunes, en un mundo donde ya no sé para donde gritar, ya me ahogaron todo los gritos con todos los gritos de los mutantes de afuera, y corría como loco porque el hombre tiene 6.8 megahertz de energía, porque si paraba, porque si no ardía, no moría y no alcanzaba a escuchar las lamentaciones de Osiris, aquellas que hablan de partir y regar las partes del cuerpo por toda la eternidad.  Me da miedo hacer dos veces lo mismo, me da miedo hacer dos veces lo mismo, me da miedo volver a pensar, me da miedo ser libre, prefiero dibujar el mundo con mis manos, prefiero recorrer con mis dedos tus labios imaginarios, en un cuarto lleno de maleficios y una máquina de escribir. Pero para qué desesperarse si ya somos humanos, y eso, ya es algo. Queda solo mirar esos colores naranjas y púrpuras y morados del horizonte, al terminar cada día.  

domingo, 10 de febrero de 2013

Lecciones sobre fiestas subterráneas

Cuando cierras una puerta, se abren ventanas. No te diste cuenta o quisiste hacerlo de manera delicada, exprimiendo todo diciéndome “No, no puedo estar contigo porque tengo muchos pedos mentales”, en tu caso cuando me cerraste una puerta se me abrieron fiestas, fiestas subterráneas. Y digo subterráneas no por el hecho de que la fiesta sea en una cueva o adentro de la alcantarilla sino porque tienes que dejar de creer en lo que dicen allá arriba, esos seres de luz que no han probado hasta donde es capaz de mutar y transformarse el hombre en oscuridad pura, en volverse naturaleza propia: animales, no en una dama convencional que dice que no puede mantener una relación  porque tiene la línea delgada entre la razón y la locura, ven, entonces te invito un día a una fiesta subterránea para que por primera vez seas honesta. Hoy estoy en una fiesta en forma de pecera, y todos bailan y saltan, porque el ser humano tiene 6.8 megaherzt de energía, lo mejor es cuando hacen mi posición favorita, alzan su pecho hacia adelante colocando sus hombros hacia atrás, estiran todo su cuello y voltean hacia arriba para recibir el alimento de pescado. Miles de papelitos caen en la pecera y todos comen, sin saber que es LSD, bailar es lo único que les queda a mis locos, nosotros bailando ocasionamos maremotos en Tokio, porque sitiado en mi epidermis, el dios de la danza improvisa movimientos en mi cuerpo, este lenguaje corporal no es propiamente ballet, pero si lo suficiente como para revelar que los de allá arriba utilizan mascaras y caminan tensos, como robots hacia el trabajo, siempre, siempre con la cabeza llena de prejuicios, acá abajo tienes que sacar lo peor de ti, tienes que liberarte de todas las cadenas que te han impuesto, la mayor parte del tiempo son las mujeres, las mujeres como tú. Y ahí estaba, ella bailando, una chica completamente diferente a ti, con tacones rojos y minifalda, pero cuando tú entrabas a mis pensamientos, ella se perdía y para encontrarla tenía que pasar unas aspas de luz, que eran miles de foquitos que prendían y apagaban, luz roja, luz azul, luz verde, combinación de luz roja y luz azul, combinación de luz verde y luz roja, y todos los colores combinados a una velocidad que solo la música dictaba, e intento buscar de nuevo a la chica de tacones rojos y buscando una línea que nos conecte entre tanto loco, y me doy cuenta que la definición del amor es un cuadrante del círculo, es decir un cuarto de círculo obtenido por dos radios en ángulo recto y el arco que los conecta, son líneas que se cruzan para llegar a un fin y un fin justifica los medios para llegar a él, bailo para romper cánones, porque no hay ningún Hércules que libere mis cadenas como a Prometeo, tengo que valerme por mí mismo, me ahogo, me estoy ahogando y la única manera de respirar, de sobrevivir, es dejar de ser una sardina en esta pecera y convertirme en un tiburón, así que buscaré a la chica de tacones rojos pata decirle que me bese y si espera sexo, solo será un accidente y no lo esencial, y cuando me veas con ella, dirás: Ícaro estas volando muy alto, muy muy alto, te diré extasiado con tanto LSD : “No sé de cuanto es capaz de soportar el hombre, ni siquiera el lobo estepario sabia, por eso vengo aquí, a las fiestas subterráneas a encontrarme con lo peor de la humanidad, con lo mejor de mí mismo, porque nunca entenderás lo que es la locura, lo tuyo es juego y obsesión, ya no podrás succionarme más, porque ni siquiera sabes dónde está la pecera,  ni siquiera sabes lo que es bailar moviendo lo inmóvil, solo eres una  estrella de mar insignificante, y yo seguiré ardiendo y bailando y ocasionando maremotos, y no sé cuánto dure la fiesta, ni cuando llegue la luz o qué pasará cuando el submarino llegue a la superficie, no sé ni me importa, pero a mí, perra, a mí déjame seguir bailando.