miércoles, 8 de mayo de 2013

Anatomía


A veces puede ser un poco atemorizante, escribir sobre las cosas que amo.
Hablar de los cuerpos, de mi propio cuerpo es escalofriante.
Descubrir que  mi  cuerpo es un recipiente y jamás he viajado al fondo de mis pupilas.
Querer y fallar al rasgar mi cuerpo para intentar moldearlo con las mismas manos que crean poemas.
Necesitar verme en el espejo y ver: yo, sobre otro yo, sobre una rosa aplastada, sobre un cuadro de Picasso.
Cometer el error de comparar mi cuerpo abstracto, con cuerpos  bellos pero frágiles, quebradizos, masticables.
Cavar una tumba para medir el tamaño de mi cuerpo, para medir el tamaño de mi obsoleto dolor a reproducir.
Bailar para escuchar como mi cuerpo se cae a pedazos, como cuando un árbol cae y nadie está alrededor para escuchar su muerte.
Sentir, que siento un pegajoso rostro inmutable, deformarlo con sonrisas para crear 100 gestos para 100 cuerpos.
Sí, a veces puede ser un poco reconfortante, escribir sobre las cosas que odio.

martes, 7 de mayo de 2013

Yo creo que la inmortalidad no se basa en la eternidad,
se basa en destruir todo lo eterno, 
destruir el momento exacto 
y vivir en los límites del mar.
No es el mar el que más duele,
es la brisa que se lleva tu mirada 
mientras destruye lo eterno del cielo.
Yo viví por la belleza, y yo quiero morir 
en un recuerdo verdadero...