(ese que tu tienes) en un extraño idioma,
con palabras que no fueran tiempo,
que fueran: suspiros y risas, colores y melancolía.
El vago recuerdo de el no-mbre
que es símbolo celeste, solo tiene dos deformes
siluetas de seres imposibles- invisibles-
incapaces de fundirse.
Y mientras la ciencia siga descubriendo las fuentes de la vida,
yo, sigo descubriendo el de tu nom-bre.
Me he asomado -créeme- a las profundidades
de la caja para tocar el papel arrugado donde
un día escribí el nomb-re. Pero no puedo tocarlo;
prefiero no escribir tu "nombre"
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